Una de estas noches salimos a cenar con mi amiga Sonia Reyes, ella no conoce los restaurant de Maracay y la llevamos a comer a uno conocido de la ciudad. Su desespero por la llegada de la cena casi se agota, pero a la final dijo, valió la pena esperar. Este es uno de esos lugares donde el pedido tarda una eternidad pero cuando pides la cuenta llega enseguida.
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